El Ezpatadantzari Eguna celebrará sus bodas de oro el domingo en Iurreta

Once grupos de la comarca participarán en una jornada que pone en valor la tradición de un baile que se conserva desde hace siglos

iurreta

«Ser dantzari es una tradición que se aprende en casa, que se transmite y se lleva en la sangre», señala el iurretarra Antton Mari Aldekoa-Otalora, miembro de Gerediaga Elkartea. La asociación celebrará este domingo en Iurreta -junto con los grupos de danza de la comarca del Duranguesado y Bizkaiko Dantzarien Biltzarra- el Ezpatadantzari Eguna, cita que nació hace ya medio siglo para dar conocer el grupo de nueve danzas que componen la 'Dantzari dantza' -hoy conocida como 'Bizkaiko Ezpatadantza'-, que se extendió a todo el territorio a comienzos del siglo XX desde el Duranguesado, donde se había conservado durante siglos.

Un legado que los vecinos de la comarca miman con fervor y transmiten con orgullo, como seña de identidad, para evitar que el futuro lo siegue. «Siempre ha habido dantzaris en las familias y aunque a nuestros aitas les tocó bailar fuera y aquello era grande, lo más grande siempre ha sido hacerlo en las fiestas del pueblo. Yo he bailado en Gijón, en Alicante y en Donosti, pero no hay nada comparable a lo que uno siente cuando baila en Iurreta», confiesa este vecino de la anteiglesia a sus 66 años.

Estas bodas de oro constituyen, además, la celebración del hermanamiento entre los grupos de la zona. Bailar, dice el dantzari, «es un orgullo para uno mismo y para la familia». Recuerda cuando lo hacían en la plaza -él, con 20 años, «un poco tarde», aunque aprendió antes- para buscar a las chicas. Para dejarse ver y enseñar con orgullo unas dantzas que se ejecutaban también ante los mayores, auténticos catedráticos. «Donde nos ponían nota era en Iurreta. Ahora me toca a mí verlo desde la barrera y siempre comentas, es algo innato. La juventud por sí misma, tiene cualidades: agilidad, presencia, desparpajo... Pero hay que saber dominar la dantza, y para eso hay que ensayar. Aunque el entorno siempre ayuda, es algo que se puede aprender».

Transmisión

Señala con certeza que ejecutó su último baile el pasado 17 de agosto, con otros siete dantzaris. «Creo que nunca se deja de bailar, ni de sentirlo. Yo recibí la Ezpatadantza por vía familiar, siempre ha sido cercana, y desde que era joven he sentido la obligación de transmitir lo que he recibido, en su día bailando y ahora hablando de ello, como hago ahora».

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22 Septiembre 2017