Karmele Goñi será galardonada a título póstumo

La etnógrafa, investigadora y exdirectora del Museo Vasco Karmele Goñi será galardonada a título póstumo

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FUE una mujer que rompió moldes, que estuvo en la primera línea de trabajo en una época en la que no era muy habitual. Pero sobre todo ha dejado un legado imborrable en la cultura vasca. Es Karmele Goñi, que falleció el pasado mes de junio a los 90 años, y que recibirá uno de los galardones de Dantza Tradizionalaren Esker Onak.

Investigadora, etnógrafa, directora del Museo Vasco… A lo largo de su trayectoria ahondó y profundizó en la cultura tradicional vasca especializándose en el traje popular debido a su “interés por la cultura y en los modos de vida vascos”. “Ella lo puso en valor porque cuando empezó a trabajar, el vestuario no se consideraba como elemento importante de la cultura”, señala Amaia Mujika, su hija y responsable del departamento de Etnografía del Museo Vasco. Este vestuario “todos lo teníamos en el imaginario pero no había constancia de cómo era”. El impulso que Karmele Goñi dio a las investigaciones sobre el traje vasco fue impecable ya que “profundizó en el estudio de las prendas, en las diferencias entre las zonas”.

La “sensibilidad” de los directores anteriores a la llegada de Karmele al Museo Vasco -que recogieron “elementos del traje que subsistían hasta el año 1936”- le ayudó a la hora de ahondar en la recuperación del indumentaria popular. En aquella época la documentación que había eran grabados, que databan del Romanticismo, y fotografías. Ese fue el punto de partida para una labor ingente de investigación con el objetivo de recuperar “estas joyas que estaban en muy mal estado de conservación”.

De hecho, cuando ella dio sus primeros pasos como investigadora, los elementos del traje popular “estaban bastante escondidos”. Contó con la herencia documental que Elena Tuduri había dejado, pero ese “interés” fue el punto de partida para conocer el vestuario que conocemos hoy en día. “Comenzó a localizarlos y con la ayuda de unos y otros, fue divulgándolo. Y la gente al enterarse de ello fue reconociendo en sus casas este tipo de prendas. El resultado no es fruto del trabajo de una sola persona pero con el esfuerzo, la curiosidad, el interés de unos y otros ha llegado al conocimiento popular que tenemos hoy en día”, indica Amaia Mujika.

Esa implicación para que una de las partes fundamentales de la cultura vasca no se perdiera en el olvido tuvo sus frutos. “Durante su etapa en el Museo Vasco recuperó colecciones, las completó y generó el departamento del traje, tanto de indumentaria popular como urbana”, reconoce su hija y experta en la materia. Aunque en esas dos décadas al frente de esta entidad también le dio tiempo a “poner en valor, difundir, exponer, conversar e investigar” sobre el traje que forma parte de las “múltiples colecciones sobre patrimonio generalista” que se guardan en este espacio. La forma de vestir, ineludiblemente, forma parte de la tradición vasca y en ella está el folklore con el que comenzó su relación “en los años 60 cuando los grupos de danzas empezaron a revisar los conceptos que tenían de sus vestuarios porque en aquella época se limitaban al traje blanco de dantzari para los hombres y el de hilandera para la mujeres”. Gracias a la labor de Karmele Goñi, los grupos pudieron “recuperar los vestuarios tradicionales otorgándoles una reinterpretación y revalorización a los trajes actuales”.

Legado Valorar el trabajo de Karmele Goñi no es fácil pero Amaia Mujika subraya las visiones que aportó a la cultura vasca en su trayectoria. “Tuvo la responsabilidad, la suerte, de ocupar un puesto de dirección en una época que no era la habitual”, detalla Mujika para quien esa visión “femenina” ha sido una gran contribución a la cultura. Por otro lado, su “visión etnográfica de la cultura le hizo valorar las cosas desde otro punto de vista”.

Pero sobre todo acercó Museo Vasco a todas aquellas personas que estaban interesadas en aprender, conocer la historia. “Era una manera de trabajar que hasta entonces no se había hecho nunca. Abrió la puerta del museo a gente que no lo conocía, que no podía consultar sus fondos y que estos estuvieran a disposición de la gente”, precisa Mujika que destaca el trabajo que se realizó sobre ellos “al darles un valor patrimonial pero también un valor en el sentido cultural de investigar sobre cada objeto, localizarlo y situarlo en el ámbito cultural” que correspondiera.

http://www.deia.com/2017/11/15/bizkaia/un-patrimonio-cultural-escondido-...

Deia
15 Noviembre 2017