El grupo de bailes urduliztarra ofreció una exhibición el sábado en el marco del concurso gastronómico de rabú.
Urduliz - El parque de Elexalde, junto a la parroquia de Santa María de Urduliz, se llenó de aromas este pasado sábado con motivo de una nueva edición del campeonato de rabú. Una cita gastronómica muy tradicional en la localidad, organizada por Txori Alai Kultur Elkartea.
La de este año fue la 53 edición de este certamen que eleva a los altares al tradicional plato de guisado de rabú. De este modo, se vivió una jornada de confraternización de los urduliztarras en torno a los fogones. Una fiesta gastronómica que congregó a cocineros, profesionales y aficionados de toda Bizkaia en una jornada con temperaturas veraniegas.
En total se presentaron 60 cazuelas. El ganador fue Leie, de Orduña, el segundo clasificado Zipicuadri, de Sopela, y el tercer puesto recayó en Hastag Broma, de Urduliz.
Sin embargo, uno de los momentos más especiales del día fue protagonizado por el grupo de danzas de la localidad Iratxo Gorria. La agrupación, que el próximo año celebrará su 25 aniversario, realizó un baile histórico para la localidad. Y es que una de sus integrantes, la joven Garaia Pérez, fue la encargada de bailar una Kaixarranka en clave femenina. “Creemos que es la primera vez que se hace en Bizkaia. Es algo histórico”, destacó Begoñe Ezkarda, responsable del grupo urduliztarra. También recibió una gran ovación el grupo de amatxus de Iratxo Gorria, formado a finales del año pasado. De este modo, varias generaciones de dantzaris, niños y amas, se dieron cita junto a la iglesia de Urduliz.
Se trata de un baile que se lleva a cabo con motivo de la festividad religiosa de San Pedro, patrón de los pescadores, en Lekeitio. Sobre el citado arca, el dantzari efectúa una trilogía que consiste en un ritmo de zortziko, otro de fandango y un tercero de arin arin.
En el caso de la agrupación urduliztarra, la idea de realizar este baile durante el campeonato de rabú surgió en la pasada edición del Dantzari Eguna. “Vimos el baile y uno de los aitas nos preguntó: ¿si os consigo un arca bailaríais?”, expuso Begoñe. Entonces el promotor de la idea se puso manos a la obra y consiguió un arca. Después de restaurarlo ya no había excusas. “Garaia aprendió el baile en un día y luego la semana pasada empezamos a practicar encima del arca, porque no es lo mismo bailar sobre el suelo que en altura”, explicó Begoñe. Después de todo el trabajo y esfuerzo, la actuación fue todo un éxito y así se lo agradeció el público, con una profunda ovación. Además, el grupo de amas y los txikis también bailaron y la fiesta fue completa.
Por último, la responsable de la agrupación urduliztarra manifestó que este baile puede suponer un antes y un después. “Quizás a partir de ahora veamos más mujeres bailando la Kaixarranka. Por lo pronto, igual lo hacemos nosotros en el próximo Dantzari Eguna”, concluyó.