EN casa no existía un arraigo con la música tradicional vasca pero la madre de Juan Antonio Aroma animó a sus hijos a aprender a tocar el txistu. La primera en tener nociones de solfeo y piano fue su hija mayor Amaia, que se convirtió en la primera mujer txistulari de Bizkaia y una de las pioneras de este instrumento. Sus pasos los siguió Juan Antonio, que mañana viernes recibirá un reconocimiento en la sexta edición de los Dantza Tradizionalaren Esker Onak.
“Empecé a tocar el txistu con 9 años. Tenía a la profesora en casa porque mi hermana Amaia ya sabía tocar. Y con 11 años entré en un grupo de danzas en Durango. Detrás mío, vino mi hermano a aprender aunque, sobre todo, los que hemos tocado hemos sido Amaia y yo”, comenta Juan Antonio Aroma que desde esos inicios comenzó a recorrer diferentes grupos y fue uno de los impulsores de que en Durango haya entidades donde la danza tradicional es su seña de identidad. “Creamos Tronperri Dantza Taldea, también estuve en el grupo de Izurtza y en el de Iurreta. Después fui a Ostriku Dantza Taldea, el grupo del colegio Jesuitak de Durango, porque estaba un amigo. Por último, fundamos Kriskitin Dantza Taldea hace 35 años”. En los grupos no solo tocaba sino que también se convirtió en maestro de muchos de sus miembros. “He sido profesor de mucha gente”, afirma sobre otra de las parcelas de su vida musical. Además, ha publicado dos libros: Durango dantzan 1776-1960, sobre los grupos desaparecidos de la villa; y Txistu ahotsak Durangaldean 1956-2015, en relación a la historia de este instrumento en la comarca.
Esta larga trayectoria ha estado plagada de numerosas anécdotas. De hecho, Juan Antonio Aroma recuerda que comenzó a tocar en la calle “con mucha vergüenza”. Esa sensación fue desapareciendo con el paso de los años y su buen hacer con el txistu le salvó de más de un suspenso. “Cuando estudiaba en los jesuitas vino el responsable de la zona para hacer un examen de formación del espíritu nacional. Después de realizar el examen, me dijeron que me quiso suspender pero que como era txistulari no lo hizo”, cuenta entre risas. Este instrumento ha sido su compañero inseparable en sus viajes. Por ejemplo, cuando tuvo que desplazarse a Canarias para realizar el servicio militar, el txistu formó parte de su equipaje. “Tengo varias fotografías en las que estoy en la cima del Teide tocando el txistu. En los actos oficiales no tocábamos el txistu pero cuando estábamos de juerga sí”, rememora.
Hace unos días se celebró el 35 aniversario de Kriskitin Dantza Taldea, del que Juan Antonio Aroma fue uno de los fundadores.
La estela de Juan Antonio Aroma es muy larga y aunque en su familia no era tradición la música vasca, él sí que ha transmitido su pasión a la siguiente generación. “Mi hija toca el txistu pero sobre todo baila”, precisa el txistulari quien destaca que “siempre estoy dispuesto a tocar donde me llamen. Me dicen que si estoy libre, que vaya a tocar con el grupo que sea”. Eso sí, “lo hago con gusto”. Aroma está dejando paso poco a poco a los más jóvenes, que serán los que llenen las localidades al ritmo del txistu. “En la escuela de música Bartolomé Ertzilla de Durango hay varios chavales que están aprendiendo y salen en las kalejiras con los mayores. Sin embargo, el tiempo dirá si continúan porque hay gente que con 17 o 18 años deja de tocar”, asegura este hombre que guarda en su memoria muchos recuerdos de una vida alegrando las plazas y calles de su comarca.
Premios
Entrega. La gala de entrega de premios se celebrará mañana viernes a las 19.30 horas, en el Museo Guggenheim. Se puede seguir en deia.eus.
Galardonados. En esta sexta edición recibirán un premio Juan Antonio Aroma, Kepa Junkera, Raimundo Flores ‘Mundi’, Tronperri Dantza Taldea, Salleko Txistu eta Dantza Taldea, Iremiñe Dantza Taldea, San Lorentzo Dantza Taldea, Goizaldi Dantza Taldea y Ondalan Erraldoien Konpartsa.
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