Iñaki Irigoien, Ángel Murua, Maribel Ortiz de Zárate y Xabier Mendizabal recibirán un premio por su labor en EDB
MÁS de medio siglo con un objetivo en común: unir a las diferentes federaciones de danzas en un único entorno. Con ese fin nació en 1966 Euskal Dantzarien Biltzarra (EDB). Esa implicación por salir adelante en momentos de “clandestinidad” y sobrevivir como un referente de los dantzaris fue posible gracias a la labor que en diferentes momentos de su trayectoria desempeñaron sus expresidentes. Entre ellos, Iñaki Irigoien, Ángel Murua, Maribel Ortiz de Zarate y Xabier Mendizabal, que el próximo 3 de diciembre recibirán un homenaje por su dedicación a esta entidad.
“Euskal Dantzarien Biltzarra ha unido la labor de todos los herrialdes de Euskal Herria”, explica Mendizabal que se enorgullece de iniciativas que han llevado a cabo como la celebración del Euskal Herriko Dantzarien Eguna, la elaboración de “diferentes materiales” entre los que se enmarcan aquellos destinados a recuperar bailes olvidados y la revista Dantzariak, destinada a personas “especializadas” que ahonda en las euskal dantzas.
Ese trabajo no ha estado exento de dificultades, ya que como recuerda Mendizabal “en la actualidad estamos bajo tres administraciones” ya que la federación aglutina a las entidades de Euskadi, Nafarroa e Iparralde. Y esas “complicaciones” se aprecian, sobre todo, a la hora de realizar diferentes “trámites”. El expresidente destaca que “somos cinco delegaciones y otro de los problemas es la forma de cohesionarse, porque hay diferentes formas de organizarse, de pensar...”. Sin embargo, esas piedras en el camino no han sido un obstáculo para que “personas de diferentes territorios seamos capaces de reunirnos una vez al mes, hacer una serie de actividades y colaborar entre nosotros”.
De estos más de cincuenta años de vida de EDB, Mendizabal pone en valor “el Dantzari Eguna de 1978” que tuvo lugar en Iruñea. “Todavía era la salida de la dictadura, pero se consiguió llenar la plaza de toros en un ambiente extraordinario”. Entre los hitos de la trayectoria de la entidad, Mendizabal pone el foco en “los cursos de formación” o en los trabajos para “recuperar algunas danzas” que desaparecieron. “Ahí tenemos un tesoro que guardar”, subraya el expresidente. En la preservación de ese “tesoro” ha sido necesaria la implicación de todos los dirigentes para que las instituciones pusieran la mirada sobre el acervo cultural y les dieran su respaldo. “Por ejemplo, ahora los ayuntamientos apoyan a los grupos de los pueblos. El apoyo económico es fundamental para tener apoyo material”, incide Mendizabal. Y todo ello se refleja en la “ilusión” que siente el público cuando observa que “se hacen las danzas que siempre se han hecho. Hay evoluciones en las danzas, pero son aceptadas tanto por los dantzaris como por el pueblo al que representan”, apunta.
Ese reconocimiento que tienen las euskal dantzas entre el público lo percibe este exdirigente en el día a día. “Hay muchos colegios que tienen las euskal dantzas como actividad fija. Y ahora hay un movimiento de gente adulta que de jóvenes no han aprendido a bailar y se están interesando. ¿Por qué no voy a bailar un fandango o un arin-arin? Por eso hay grupos que se dedican a impartir clases a estas personas”. Dantzaris emergentes que quieren bailar en las plazas las piezas que marcan la tradición vasca.
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